Se denomina
ecdótica a la ciencia que tiene por cometido editar textos de la forma más fiel posible. Para ello se vale de ciencias auxiliares como la crítica textual, la codicología, la
paleografía y la
filología Un defecto común de las ediciones impresas es, por un lado, la abundancia de erratas o errores, cuya acumulación lleva a deturpar el texto, y por otro lado la falta de sentido crítico a la hora de escoger el mejor texto para realizar una edición. El texto de una edición, pues, debe escogerse por su fidelidad al original del autor, si no es el original mismo. El conjunto de textos que transmite una obra determinada se denomina en crítica textual
tradición. Entre estos códices hay que escoger el mejor texto, y no siempre puede encontrarse el texto más fiel en uno determinado de los libros o manuscritos que transmiten una obra: a veces es necesario reconstruir un texto perdido que se conserva fragmentaria, deformada o irregularmente entre varios testimonios dispersos y muchas veces los textos que conservan una obra en la tradición difieren en un pasaje determinado, que se ve alterado o corrupto. Eso exige un gran esfuerzo crítico para presentar un texto homogéneo y fiel y un juicio científico muy fino para encontrar una
lectio difficilior (lectura más próxima al pasaje original del autor) en vez de una
lectio facilior (lectura errónea y alejada del texto original). Por ejemplo, en las ediciones de
Garcilaso de la Vega apareció este verso
"y de las verdes hojas" en la publicación de 1543 junto con la obra de Boscán; pero en un manuscrito aparece
"y de las verdes ovas". Si tanto en uno como en otro texto la lectura es correcta y fragua sentido, ¿cuál es la correcta?. Durante el Renacimiento se pensó que la más ingeniosa (
emendatio ope ingenii) sea la correcta, hasta que en el siglo XIX el filólogo Lachmann (1793-1851) empezó a utilizar criterios más científicos para evitar los errores que provoca la peligrosa intuición.